Ana Lucìa Alarcon Crispín
Carné: 201503101
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La
tristeza aflige grandemente a los suyos al verlo partir, entre estos familiares
se encuentra una delicada niña, María, huerfanita que es hija de Salomón, un
amigo del padre de Efraín, judío como él y de una dama española que muere muy
joven de una extraña enfermedad, heredada por María.
Su
padre luego de la muerte de su esposa,
deja María a cargo de la familia de Efraín y parte también de viaje, pero muere
muy lejos.
Efraín
al regresar a su casa encuentra a su padre ya envejecido y sus hermanas ya son
adolescentes, y el queda asombrado al ver a maría.
Efraín
y maría se enamoran cada vez más pero siempre está presente la amenaza de la
enfermedad heredada por maría y la proximidad de un viaje a Inglaterra de Efraín
para estudiar medicina.
Su
padre decidido que ese viaje se realice inmediatamente para que la vuelta sea más
pronta y poder así morir en paz y también para controlar el amor entre los
adolescentes
Efraín
y María se comunicaban mediante cartas, las cuales cada vez eran menores,
causándole preocupación a Efraín, hasta que un día un mensajero llegado de
Colombia enviado por el padre de Efraín.
Trae
una nota escueta de este, algo de dinero y los pasajes comprados para que
vuelva inmediatamente al cauca porque María agonizaba, devastada por la cruel
enfermedad que llevo a la tumba a su madre.
El
despertado joven no se detiene ni un segundo y emprende un largo y difícil
viaje a fin de encontrarse con María, pero el destino se lo impide; un día
antes de su arribo María muere mirando el camino por donde debía aparecer
Efraín.
Devastado
por el dolor, Efraín deambula extraviado por la hacienda y llora enloquecido
ante la tumba de su maría; roído por su lejana felicidad, parte deshecho de
angustia y se pierde como una sombra en los umbríos parajes de la incierta
vida.
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